Cuando yo era niño la frase que más veces escuché fue esta: “Andrés presta más atención.” Mis profesores me lo decían y repetían de todas las formas posibles. En aquel entonces, año 1975, no se sabía mucho de los déficits de atención, de sus consecuencias y el modo de tratarlos en los niños. Esta dificultad tuvo una gran importancia en mi desarrollo escolar y personal pues mis aprendizajes se vieron obstaculizados por esta razón.
Por todo esto cuando comencé a escuchar la existencia de una disciplina denominada “mindfulness”, que traduciré como “atención plena”, me interesó mucho desde el principio. A continuación, explicaré qué es, cómo funciona y porqué nos interesa introducirlo en nuestro sistema educativo.
Mindfulness es el arte de estar conscientemente presentes y atentos en cada momento. Desde por la mañana al despertar, hasta la noche al irnos a la cama a descansar. Parece fácil pero no lo es. Esta disciplina nos enseña a ser conscientes de nuestro nivel de atención durante el día para regularlo. Nos entrena para captar nuestras fugas y distracciones y reconducir nuestra atención al lugar apropiado y la intensidad necesaria.
También aprendemos a dirigir nuestra atención hacia nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón emocional para detectar sensaciones, pensamientos y emociones y ampliar así nuestra conciencia de la realidad y nuestra comprensión de lo que está sucediendo. Es por ello una herramienta poderosa para desarrollar nuestra inteligencia emocional y, por consiguiente, social.
Se trata de un entrenamiento de la atención y la actitud con la que vivimos cada día y en cada momento. Un aspecto importante es la práctica de meditación. Con esta disciplina vamos aprendiendo a calmar nuestro cuerpo y nuestra mente fijando nuestra atención en la respiración. Aprendemos así a estar presentes ante la realidad sin hacer nada con ella. Vamos conociendo poco a poco el funcionamiento de nuestra mente y fortalecemos el “músculo de la atención” ejercitándolo en nuestra práctica diaria.
Después vamos llevando las habilidades de esta práctica meditativa a nuestro día a día. Aprendemos a saborear la comida y a disfrutar de los pequeños placeres cotidianos. Intentamos estar presentes en lo que hacemos en cada momento desde que nos levantamos por la mañana y hasta que nos dormimos al final del día. También aprendemos a detectar nuestras distracciones ante las tareas cotidianas y volver a la tarea sin demora. Buscamos estar bien presentes en lo que hacemos.
―• Mi maestro – le explica a su amigo – nos puso un lienzo en blanco a una distancia de diez pasos y con su penetrante mirada fue capaz de realizar un dibujo sin tocarlo siquiera y delante de nuestros ojos.
Y así siguió contando maravillas de su querido maestro. Cuando este hubo terminado, el discípulo que había estado escuchando atentamente, intervino diciendo:
―• Pues mi maestro hace algo aún más difícil. Soy testigo de que es capaz de caminar sin hacer ninguna otra cosa al mismo tiempo. – ¿Y eso es todo? – preguntó asombrado el que había hablado primero. – Sí eso es todo. ¿Te parece poco? – añadió a continuación.
No hubo más palabras. Ambos chicos caminaron en silencio de regreso al Ashram.
Hoy, noviembre del 2017, existe un nivel de fracaso escolar y abandono del sistema educativo español, entre nuestros jóvenes de 15 años, de un 20% de la población. Uno de cada cinco jóvenes, abandona la escuela en esta edad. Existen diferencias notables entre el sistema público y el privado. El bajo rendimiento y la des-motivación de los alumnos es directamente proporcional al nivel socio-económico de sus familias. A menor nivel socio-económico, peor rendimiento del alumno. Los profesores sufren esta situación en primera fila y muchos también se queman y abandonan su oficio.
Como dice Jon Kabat-Zinn en su prólogo al libro “Educación mindfulness” escrito por Daniel Rechtschaffen, “Sigue predominando la cultura de enseñar para el examen. Se atiende a la información y a los datos para aportar a los alumnos un conocimiento amplio y preciso del mundo al que pertenecen. Este método quizá sea eficaz para una minoría de estudiantes, pero a costa de dejar atrás a una mayoría cada vez más estresada, alienada, aburrida al máximo e incluso cerrada para siempre a la intención y de aprender.
En el ambiente actual se pasa por alto o se desprecia lo interno, la vida interior del alumno que debe desarrollarse y aprender, y se ignora que es posible y necesario reconocerlo, atenderlo, nutrirlo y desarrollarlo (…) para que cada niño aprenda a estar a gusto siendo quien es, a calmar su mente y su cuerpo, a cultivar la autoconciencia, la Inteligencia emocional, la confianza y la resiliencia (…).