En su crecimiento personal han alcanzado una conciencia de la unidad y conexión de todos los seres que les conduce a vivir en armonía y con respeto hacia el mundo al que pertenecen. Guardan un equilibrio entre sus necesidades y las de los demás. Entre lo que “quieren” hacer y lo que “deben” hacer. Su “Yo” está integrado en un “Nosotros”.
No viven mecánicamente porque no olvidan que cada día es único e irrepetible. Por ello hacen algunas cosas nuevas cada día. Prueban nuevos alimentos, cogen caminos diferentes y hacen las pequeñas cosas cotidianas como si fuera la primera vez y con plena atención. Su regla es sube cada montaña como si fuera tu primera montaña.
Cuando conversas con ellos, existe un equilibrio entre hablar y escuchar que nutre vuestra relación. Utilizan la palabra para acercarse a ti y se muestran ellos también. Emplean la palabra para hacer el bien.
Son personas con una disposición generosa hacia la vida que acostumbran a darse a los demás con naturalidad y también saben pedir y recibir con gratitud cuándo y cómo corresponde. Saben que al dar están también recibiendo y que al recibir están dando.
Se esfuerzan por atender sus tres áreas vitales cada día: la familia, el trabajo y su vida personal. En este terreno personal, cuidan su salud física y emocional de muchas maneras atendiendo a sus necesidades dentro de lo posible. En el área profesional, son pro-activos y establecen objetivos sin olvidar que es posible y conveniente disfrutar del camino hacia ellos. En el campo familiar, aman y se entregan cada día creciendo y enriqueciéndose ellos mismos en el proceso.
Lo producen y administran con sensatez y moderación ajustando sus gastos a sus ingresos y practican el ahorro para disponer siempre de un fondo para afrontar gastos imprevistos. Creen que no es más rico el que más dinero tiene sino el que menos necesita para ser feliz.
Tanto en sus aficiones como en sus intereses, disfrutan de la vida de muchas maneras. Alternan actividades físicas con otras más intelectuales o tranquilas. Son amantes de la vida y les gusta disfrutar de todos sus placeres con moderación. Gozan de la buena compañía y también de la soledad siendo conscientes de que ambas son necesarias y complementarias. Piensan, mejor solo que mal acompañado.
Saben que sus emociones condicionan su pensamiento y por ello se toman un tiempo para conocer bien los hechos antes de decidir y actuar. No toman decisiones “en caliente”, en medio de una discusión, y si lo hacen son capaces de reflexionar y rectificar. En momentos decisivos les oirás decir “Lo voy a consultar con la almohada”.
Saben que pueden cambiar cosas y mejorar ellos mismos si ponen los medios necesarios. Por ello, dedican un tiempo cada día a planificar su jornada y otro a recordar y valorar cómo ha resultado. Celebran sus progresos y aprenden de sus errores sin considerarlos nunca fracasos. Buscan un equilibrio entre aceptar sus circunstancias y crecer con ellas.